lunes, 19 de enero de 2009

Capítulo sexto

Donde adquiere valores y se compra ropa para dar el gran paso

Despedida mi familia, / vuelvo al arte alejandrino,
celebrando cual se debe / este tránsito intestino;
visto mis mejores galas / y ropa de lo más fino
para emular a esos otros / agraciados del destino
-hablo de aquellos santones , / sapientísimos varones,
que en los más agrestes pagos /y recónditos rincones
en la mayor soledad / y máximas privaciones
se retiran a rezar / y hacer elucubraciones-.
Para igualarte a ellos / tan sólo es necesario
obrar en lo Absoluto, / trascender lo primario,
y si uno no tiene tiempo / o anda muy mal de horario
siempre puede recurrir / al atajo literario.

Se encuentra, sin esfuerzo, / en Coelho y otra gente,
una guía para integrarse / en la cósmica corriente;
pero si aun con los libros / resulta insuficiente
se vende ya en fascículos: / “Cómo ser trascendente”:
en deuvedé o cederrón, / en diez prácticas lecciones,
aprende uno a recibir / las mejores vibraciones
y continuar vibrando / luego en todas sus acciones.
¡No es extraño que anden ya / por las cincuenta ediciones!
En hacer acopio de este / corpus proselitista
que en unos pocos selectos / dice haber puesto su vista
gasté todos mis ahorros, / y una empresa transportista
me ayudó a cargar, no miento, / más de seiscientas revistas.
Por lo menos. Pero junto / a esta libresca impedimenta
(casi un par toneladas / generadas en la imprenta),
era también importante / la adecuada vestimenta,
más bien de estética hippy, / al estilo años sesenta.
Una túnica muy amplia, / que llegara hasta el tobillo,
es lo que suele vestir / la gente en este mundillo,
las venden en tonos mate, / aunque son mejor con brillo,
ceñidas a la cintura / con un cordón muy sencillo.
Adquirí luego un colgante / a lucir en la pechera,
algo que me distinguiese / y, a la par, favoreciera,
no el emblema de la paz / ni una cruz celta o ibera,
algo propio y actual: / el símbolo de la esfera:

O

que representa el cosmos / en su totalidad,
su materia indefinible / y su univoquicidad,
describe también el ciclo / de la temporalidad
y es un espacio idóneo / para incluir publicidad.

Calzaría siempre sandalias, /como había prometido;
probé con unas de esparto, / pero me hacían sarpullido,
con las de cuero sudaba, / con las de dedo… jodido.
me compré al fin unas chanclas / de piscina, marca Speedo.

El pelo desgreñado / y las barbas fluviales,
pues ignoro por qué oscuras / conexiones mentales
el sabio y el peluquero / siempre han sido entes rivales;
usaría, eso sí, champús / (o champúes) frutales.

Asimismo me pondría / en la cabeza una cinta
para que tanta melena / no me impidiese la vista,
aunque con ese aderezo, /si vamos a ser realistas,
más que un sabio visionario /parecía yo un tenista.

Pertrechado de este modo / con mis libros, mis afeites,
y vestido de la guisa /que describí anteriormente,
busqué un taxi, mas ninguno /quiso admitirme de cliente,
¿sería tal vez por el ojo / que había pintado en mi frente?