viernes, 31 de octubre de 2008

Capítulo segundo

Donde pone sus ideas en claro con ayuda de un compañero

Las noches de turbio en turbio, / de claro en claro los días
los pasaba yo abstraído / en estas filosofías
y de proverbios que muestran / sintonías y armonías,
indios, árabes y chinos / tenía tres estanterías.

La conclusión que saqué / de tan espeso potaje
es que, en lo espiritual, / se avecina una New Age,
lo místico poco a poco / va dominando el paisaje,
las viejas creencias vuelven / tras un largo reciclaje.
Y en la cúspide de este / reconstruido edificio,
del nuevo templo ocupando / todo su ancho frontispicio,
como un mantra que se masca / en monótono ejercicio
hasta formar una masa / como el bolo alimenticio,
está la palabra Amor, / en todas sus variedades:
el Amor por las personas / y todos los animales,
los insectos, los microbios, / las plantas, los minerales,
el jefe, los compañeros, / los enlaces sindicales…

Para el tiempo en que ingería / esta enseñanza espiritual
estudiaba yo F.P. / (Formación Profesional)
en un IES de grado medio / (o sea, no elemental)
un módulo de T y S / (tecnologías y tal).
Tenía yo un colega, / por Pablo respondía,
de sobrenombre “el Causas”, / por tantas que tenía,
icono de estudiantes / por su veteranía;
en la época que cuento / exultaba de alegría:
un decreto del Gobierno / le venía a redimir,
¡con cuatro suspensos ya / no tendría que repetir!;
treinta y seis años estaba / a puntito de cumplir,
delante de sí se abría / un brillante porvenir.
Con él compartía mis dudas / sobre la organización
del Cosmos, sobre el sentido / último de la Creación,
sobre el papel del hombre / y sobre la imprevisión
de que no hubieran dispuesto / hojas de reclamación.

—Porque ¿tú crees que es normal / —me solía refutar—,
si, como dices, vivimos / en un perpetuo empezar,
si nuestra energía, al fin, / no se puede extenuar
sino que en forma distinta / se acaba por reencarnar,
tú crees que es normal, insisto, / que antes de corporeizados
exista tabula rasa / y seamos reseteados?
¡Cuanto más ahorro de tiempo / sería nacer ya formados!
Esto, a un Divino Estratega, / no se le habría escapado.
Porque es bastante cansino, / ¿acaso tú no lo crees?,
en cada nuevo avatar / tener que aprender inglés,
¡otra vez a la academia / a comenzar desde el “yes”!
A no ser que nazca uno / en un país de la Commonwealth.

—Acaso —le respondí— / obra así la Divinidad,
ya sea el Dios o la Diosa, / o ambos (por paridad),
para concedernos una / segunda oportunidad
(o tercera, o cuarta, o quinta) / de vivir con probidad,
de surgir a la existencia / liberados del sinfín
de complejos y de traumas, / sin prejuicio alguno, sin
residuos de nuestra antigua / vida y su herencia ruin.
A lo que respondió Pablo: / “Ah, bueno, pues si es asín…”

(Pese a todo era muy bruto / mi colega de instituto.)

No hay comentarios: